“He estado tan ocupado que a penas me queda tiempo para vivir”
“Sueño con el día en que no necesite dormir”
Es en ese momento en donde se cruza esa opinión con la del exitista:
“No hace falta que el mundo gire, sólo hace falta voluntad”
En aquel foro formado de la nada, aparece una opinión muy radical:
“Con una lágrima en los ojos he tomado la decisión más cruel que puede tomar un ser humano... he decidido ser feliz”
A esto lo sigue la intriga del competitivo:
“¿Qué es mejor, la música o la letra de una canción?”
Y no puede faltar la pronunciación del poeta:
“La poesía es vida,
tu vida, la mía,
la de todos
los que nos rodean,
y las palabras
sólo son la vía
para expresar
nuestro amor,
que también es vida,
y le da vida
a nuestra poesía”
En seguida el amable se suma al espontáneo debate:
“No te preocupes demasiado por la calidad, que tu vida no se puede medir, y la poesía es
vida, la literatura es cultura, y escribir, es talento e inspiración”
Y es apoyado por el eterno y experimentado académico:
“La inteligencia nace con las ganas de aprender”
El crítico no se deja esperar:
“Yo no creo que sea tan malo ser perfecto, no tan malo como el creer que lo somos”
Y donde se forma un grupo, nace un líder:
“Descubre lo que sabe el ignorante y verás lo que ignoran los que saben”
El primero reflexiona:
“El cambio puede llegarnos aún vivos, a menos que nos rindamos, entonces la muerte nos cambia”
Vuelve el segundo al ataque:
“Algunos ganarán hoy… otros, ganaremos siempre”
Drásticamente, característico de su estereotipo, el tercero continúa:
“No es que yo tenga la razón... ¡es que es así!”
Y el debate termina por cansancio.
Mi mensaje: Escuchar calmado y no perder la paciencia. Mi error: Callar cuando debo hablar y luego hablar para debatir con la gente que no corresponde.
Lo cierto es que no puedo enseñar nada escribiendo consejos, sino sólo dar un ejemplo y aprender yo mismo de él. Mis lectores sabrán que hacer con lo que escribo, y cada uno hará algo distinto, o lo mismo, según le parezca. Lo importante es que la información no se quede encerrada en mis cuatro paredes.
Jean Machuca