Ni parientes desconocidos,
ni amigos mal avenidos,
cual agente secreto
se oculta entre sus nombres...
Así es como vive la vida un zapato...
Siempre caminando por ningún sendero,
a menudo preocupado por un pesar ajeno;
Siempre distante de la distancia,
nunca feliz por la arrogancia
siempre sencillo, siempre sincero,
siempre amante de los boleros,
y cuando se cansa se asusta
porque dejará de caminar
Ha escuchado hablar de los poetas,
que viven la vida profana y promiscua,
que no sienten las letras de sus palabras
que son amigos de la aventura
Conocidos por su amor vendido
y el humo de sus pipas
Le han hablado de las musas;
que son cristianas traicioneras,
que son amantes verdaderas,
sólo en el corazón.
Que les gustan los poetas,
pero los dejan cuando no les dan poesía.
El zapato de aquella musa
que lloraba porque el poeta la quería,
no entendía la ventaja que tenía
Al vestir sus pies descalzos
cuando caminaba por la vereda.
Corría de llanto la musa
y sufría la carga aquel zapato.
El poeta, ausente de poesía...
vio cómo sus pasos reventaron.
La musa siempre lloraba,
y el zapato siempre sufría,
pero nunca se cansaba
porque si lo hacía,
dejaría de caminar
y el poeta perdió a la musa
porque se cansó de la poesía,
porque sus pies descalzos
no son competencia para un zapato
que nunca se cansa, que siempre sufre...
apoyando todos los pasos de la musa.
ni amigos mal avenidos,
cual agente secreto
se oculta entre sus nombres...
Así es como vive la vida un zapato...
Siempre caminando por ningún sendero,
a menudo preocupado por un pesar ajeno;
Siempre distante de la distancia,
nunca feliz por la arrogancia
siempre sencillo, siempre sincero,
siempre amante de los boleros,
y cuando se cansa se asusta
porque dejará de caminar
Ha escuchado hablar de los poetas,
que viven la vida profana y promiscua,
que no sienten las letras de sus palabras
que son amigos de la aventura
Conocidos por su amor vendido
y el humo de sus pipas
Le han hablado de las musas;
que son cristianas traicioneras,
que son amantes verdaderas,
sólo en el corazón.
Que les gustan los poetas,
pero los dejan cuando no les dan poesía.
El zapato de aquella musa
que lloraba porque el poeta la quería,
no entendía la ventaja que tenía
Al vestir sus pies descalzos
cuando caminaba por la vereda.
Corría de llanto la musa
y sufría la carga aquel zapato.
El poeta, ausente de poesía...
vio cómo sus pasos reventaron.
La musa siempre lloraba,
y el zapato siempre sufría,
pero nunca se cansaba
porque si lo hacía,
dejaría de caminar
y el poeta perdió a la musa
porque se cansó de la poesía,
porque sus pies descalzos
no son competencia para un zapato
que nunca se cansa, que siempre sufre...
apoyando todos los pasos de la musa.
Jean Machuca