10.1.09

Despistado

Iba a la panadería a comprar aceitunas. Le trataba de encajar las llaves a la puerta de la casa del vecino. Siempre pedía explicaciones sobre cosas que en realidad no le importaban. Su familia no lo dejaba salir solo porque podría subirse a un autobús sin dinero. No le gustaba ver la televisión porque decía que no se entendía nada cambiando los canales a cada rato. Leía mucho pero escribía poco, y me refiero a leer y escribir en general, letreros, cartas, los avisos comerciales, revistas... todo lo que tenía letras lo memorizaba pero no lo entendía. A veces, le llamaban la atención lo niños y esa forma -tan extraña para él- de jugar con las máquinas. Ya no hablaba mucho, y cuando lo hacía, era para explicar que a sus ciento veintinueve años no había mucho que agregar, y luego le preguntaba el nombre a la persona con la que conversaba.



Jean Machuca

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