Eso, que llaman amor, me ha tocado.
Ha golpeado las puertas de mi amanecer;
ha dejado mi rostro alumbrado
con el brillo de un resplandecer.
Eso, que dicen que es amar,
eso que todos quieren soñar,
eso que brilla en la oscuridad,
eso que es sano, puro, y lleno de bondad,
es lo que me da ganas de abrazar
a la persona con quien más deseo estar.
Eso que llaman amor
es lo que quita el rencor
y aunque me trae muchas penas,
Es la mejor cura para el dolor.
“Lo sufrido, lo benigno y sin envidia”
Eso es el amor…
Que “todo lo cree, todo lo espera”
Y todo lo sufre sin rencor.
Si esto es amor, entonces te amo.
Te amo y te confieso…
Te confieso que te extraño.
Extraño contemplar tu belleza.
Extraño admirar tu hermosura.
Extraño saber que estás cerca.
Sin ti, mi vida sólo es amargura.
Extraño tus caricias,
que me hacen divagar.
Extraño tu sonrisa
que me hacía soñar.
Te extraño, mi amor, y te amo;
Y espero, que esto que digo,
no sea en vano.
Porque en la sinceridad de tus ojos
quedé clavado
y hoy debo confesarte
que estoy enamorado.
Prisionero de tu encanto,
esclavo de tu resplandor,
pues debo decirte que me estoy acostumbrando
a sentir eso, que llaman amor.
Ha golpeado las puertas de mi amanecer;
ha dejado mi rostro alumbrado
con el brillo de un resplandecer.
Eso, que dicen que es amar,
eso que todos quieren soñar,
eso que brilla en la oscuridad,
eso que es sano, puro, y lleno de bondad,
es lo que me da ganas de abrazar
a la persona con quien más deseo estar.
Eso que llaman amor
es lo que quita el rencor
y aunque me trae muchas penas,
Es la mejor cura para el dolor.
“Lo sufrido, lo benigno y sin envidia”
Eso es el amor…
Que “todo lo cree, todo lo espera”
Y todo lo sufre sin rencor.
Si esto es amor, entonces te amo.
Te amo y te confieso…
Te confieso que te extraño.
Extraño contemplar tu belleza.
Extraño admirar tu hermosura.
Extraño saber que estás cerca.
Sin ti, mi vida sólo es amargura.
Extraño tus caricias,
que me hacen divagar.
Extraño tu sonrisa
que me hacía soñar.
Te extraño, mi amor, y te amo;
Y espero, que esto que digo,
no sea en vano.
Porque en la sinceridad de tus ojos
quedé clavado
y hoy debo confesarte
que estoy enamorado.
Prisionero de tu encanto,
esclavo de tu resplandor,
pues debo decirte que me estoy acostumbrando
a sentir eso, que llaman amor.
Jean Machuca (1997)
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