Quisiéramos, mil veces, no tener compasión
Rompiéramos silentes nuestro avivamiento
Rogáramos al cielo nuestra depresión
Quisiéramos llenarnos de balas ajenas
Tocásemos el son de nuestro corazón
Luchásemos poesía en nuestra alma buena
Sangrásemos la ira de nuestra pasión
Quisiéramos, a veces, sin remordimientos
Amásemos sinceros en todo rincón
Dejásemos destierro de nuestros cimientos
Quisiéramos soeces amar sin amor
-Jean Machuca
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