Saludos. Hoy vengo a hablar ante ustedes, no como un héroe ni un villano, no como un personaje aleado ni rival, no como un protagonista, sino mas bien un antagonista. Y los protagonistas son ustedes, muy queridos ignorantes; muy queridos, porque sin la ignorancia no existe el poder. El conocimiento es el poder. Pero en sí, el conocimiento no existe, porque está formado por un conjunto de amalgamas mal llamadas conceptos, que forman un rompecabezas mal llamado paradigma, y entonces estamos llamados a entender lo que no se entendía, aprendiendo lo que nos enseñan, algo virtualmente imposible. Y como palabras frágiles e inútiles como la felicidad, el amor, la fama, la fortuna, la riqueza, la grandeza y la gloria, son conceptos, entonces me veo obligado a informarles, que tampoco existen. Soy antagonista, no porque esté contra ustedes, ni porque sea sabio, o menos ignorante. Soy lo que soy, y no lo que me enseñaron a ser. Soy lo que fui y antes lo era también. En cambio, ustedes, queridos impávidos, no son mas que hierva buena plantada en el estiércol. Crecerá un árbol frondoso, con raíces en lo putrefacto, y brillará el sol y el agua lo alimentará. Y los frutos perfectos, cuando ya no tengan cabida en el árbol, caerán al estiércol de donde vinieron. Y les enseñarán: entiérrate, plántate, y crecerás denuevo con tu propio árbol, y verás el sol como nosotros. Y será el sueño de cada fruto caído volver a la cima del árbol, y será la pesadilla de los que están arriba, no caer. Soy un antagonista, no por ser mejor que ustedes, ni por ser peor aún, sino mas bien por no ser feliz ni infeliz, por no ser rico ni pobre, ni mediocre ni impaciente, ni grande ni insignificante, ni glorioso, pero tampoco humillado. Y sobretodo, soy antagonista por no querer amor sin amar primero.
Vengo hoy ante ustedes, sin ninguna virtud, ni talento, ni regalos, nada que ofrecerles. Y no tengo nada porque no quiero nada, y no quiero nada porque nada necesito. Vivimos en un mundo, que ya no es un mundo, sino una coraza de tierra que nos cobija de la verdad. Y la verdad es que fuimos creados del barro y el polvo, y volveremos a ser lo que antes éramos. Pero fuimos enseñados a creer, a soñar, a pensar, a estudiar, a luchar; si mis queridos ignorantes, fuimos enseñados a todo eso. Pero muy por el contrario de las creencias, no fuimos enseñados a obedecer, obedecemos porque es nuestra naturaleza. Y queremos romper esa naturaleza luchando, estudiando, pensando, soñando y creyendo que en el futuro habrá otro orden que nos domine, otro sol que brille sobre el árbol, un fruto honesto que no necesite no caer. Fuimos mal enseñados. Y hemos sido protagonistas de una historia de luchas, fundamentadas en sueños, creencias y estudios -de apellido ciencia-, y pensamientos de amor que supuestamente llevan a la felicidad. Pero no hay felicidad en la lucha, no hay amor en la muerte. Por eso yo ya no quiero ser protagonista, sino mas bien un antagonista. ¿Pero qué haré yo ahora, como antagonista, quedarme en el estiércol?
-Jean Machuca
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