9.7.08

Pastillas de tiza

Recuerdo aquellos días en el colegio en que mientras los demás atendían lo que decía el profesor, yo me robaba a hurtadillas un tubo de tiza de la pizarra y me ponía a moldearlo como una pastilla, como herramienta usaba cualquier cosa con filo duro, una cortaplumas, cuando la prohibieron usaba la tapa de un lápiz, e incluso el borde mismo del escritorio. Quedaban tan bien hechas que un día llamaron a mis padres porque creyeron que eran pastillas de verdad, y quedaron en vergüenza cuando les demostré que eran de tiza. Sorprendidos mis padres por el hecho me contaron que el arte de esculpir la tiza no debía usarse para copiar, sino mas bien para crear, pero para mi no era arte sino más bien un entretenimiento momentáneo.


Jean Machuca

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