26.8.08

Sequía

El suelo se veía como la caparazón rota de una tortuga. En el cielo ya no quedaban nubes. El sol imponente calentaba la tierra como haciéndola hervir. A lo lejos... un extraño pájaro con la mirada somnolienta y alas extensas se veía rondando una pequeña área. Debajo había un escorpión buscando lo que en aquella época más hacía en falta... el agua. La soledad reinaba en aquel territorio en cuya prehistoria habitaban extraños seres llamados humanos, los que en su soberbia prefirieron secar los ríos y los mares para construir represas y fabricar luz artificial. Hoy, la única luz que se divisa es la del imponente sol que sistemáticamente ha extendido su día y gobernado sobre la noche, la que es más cruel aún... con sus vientos helados y tormentas de fuego que arrasan lo poco que queda a su paso. Y el escorpión sigue buscando agua.



Jean Machuca

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